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TEATRO SANTANDER: EL RESCATE DE LA CULTURA EN BUCARAMANGA –  Isabella Santamaria Bautista 11°C

El Teatro Santander, desde su creación, ha fomentado y sido centro de desarrollo artístico, social y cultural de la región, permitiéndole a Bucaramanga el acceso a estas áreas y logrando que no se quedara atrás con las nuevas corrientes que rondaban las grandes sociedades.

En la primera mitad del siglo XX la ciudad en desarrollo consideró necesaria la creación de un espacio cultural, por lo que un selecto grupo social de aquel entonces formó la Sociedad Teatro Santander S.A., con la que aparte de satisfacer la necesidad, adornarían la ciudad con una edificación de alto nivel. Esta sería construida entre 1928 y 1932, en un espacio que para la gente era zona de esparcimiento, desarrollo comercial y, más importante, desarrollo cultural: El Parque Centenario.

El Teatro se convirtió en símbolo de desarrollo para Bucaramanga, y llegó a ser uno de los más importantes, en el que se realizaban grandes y diversos espectáculos artísticos que volvían las veladas en el lugar imperdibles para los que vivían y los que visitaban la ciudad. Para Santander, esto significó madurez cultural hacia una población con ansias de ella, ya que hasta ese momento esa clase de eventos eran sólo para las altas sociedades, y gracias al Teatro, todos tuvieron acceso al arte.

Así mismo, el espacio fue clave en la llegada del cine a Colombia, pues en 1948 lo compró una compañía que emergía como proveedora del séptimo arte para el país, y que buscaba brindárselo a una sociedad que aumentaba en número y se interesaba cada vez más en la variedad de entretenimiento que ofrecían las modernas corrientes artísticas: Cine Colombia. Esta entidad adecuó el espacio para lograr ese propósito, por lo que el Teatro cerró en varias ocasiones para adecuarse como salas de proyecciones, desapareciendo así la sala magistral del teatro y modificando su propósito original. Sumado a esto, la percepción que se tenía del Parque Centenario cambió, pues para la época de los ’80 dejó de ser un centro de arte y cultura y se convirtió en un punto de encuentro para los viajeros y uno de los «San andresitos» más grandes del país. Esta situación se volvió insostenible, por lo que la alcaldía decidió trasladar a los vendedores a otro espacio, haciendo que la zona quedará desolada. Esto trajo desinterés de los bumangueses hacia el Teatro y de los dueños de éste por mantenerlo, llevándolo a su deterioro. La importancia y valor patrimonial del sitio no impidió que se volviera un foco de problemas sociales.

En 2007 fue proclamado como bien de Interés Cultural de Carácter Municipal, lo que impidió que se demoliera, se destruyera o que fuera movido sin autorización del Municipio de Bucaramanga, ni que se le haga alguna intervención sin el permiso del Ministerio de Cultura. Esto llevó a que se recuperara el interés por el Teatro y se crearán movimientos cívicos en busca de su recuperación. Una vez más, Bucaramanga exigía su espacio cultural, y ante la organización y presión social, el alcalde en turno lo declaró como Bien de Interés Cultural Municipal, lo compró e invitó a la Cámara de Comercio, las universidades de la región y a 2 empresarios promotores a crear la Fundación Teatro Santander, una fundación sin ánimo de lucro para manejo, operatividad y desarrollo de este hito urbano y cultural de la ciudad, y cuyo propósito es “salvaguardar, proteger, recuperar, conservar, sostener, divulgar y ejecutar espacios culturales, sociales, teatrales, musicales, escénicos, artísticos, entre otros”. De esta manera, se logró la restauración del proyecto Teatro Santander.

Evidentemente, a lo largo de su historia, el Teatro ha impulsado, por su simple existencia, la cultura, el arte y la organización social de Bucaramanga, siendo actualmente uno de los espacios más importantes y reconocidos de la ciudad.