La pandemia ha sido un periodo muy difícil para la humanidad. Y… vivir todo el tiempo en nuestras casas sin poder ver o abrazar a nuestros amigos o familiares es un golpe muy fuerte para todos y también para mí; por eso les contaré mi historia en la pandemia.
Vamos desde el principio… todo empezó cuando en las noticias anunciaron sobre un nuevo virus en china que se contagiaba rápidamente y tenía un gran potencial para convertirse en pandemia. Desde ese momento me estuve informando sobre el COVID-19 e comentándole a mi familia. Un poco antes de que llegara el COVID al país, compramos 2 cajas de tapabocas una para mis nonos y otra para nosotros.
No mucho tiempo después el mismo noticiero, informó sobre la entrada del COVID al país, el caso se encontraba aislado, pero no el resto de las personas que tuvieron contacto con este. Se estaba haciendo una búsqueda exhaustiva para encontrarlos; pero en pocos días los casos de COVID empezaban a aparecer más comúnmente en la ciudad de Bogotá.
Durante este tiempo aún nos encontrábamos estudiando en el colegio presencialmente y con mis amigos nos imaginábamos lo grave que sería la pandemia y… no estábamos fuera de contexto. Un par de semanas después salimos de clase el viernes y cuando empezaba el lunes se mandó un correo a los padres donde se anunciaba que no habría más clases presenciales y todo se haría virtual. Duramos uno o dos meses sin clases como si estuviéramos en vacaciones.
Cuando empezamos clases virtuales fue todo un reto no ver a los profesores y a los compañeros físicamente en el aula, tuvimos que aprender a levantar la mano virtualmente y a no hablar teniendo el micrófono apagado. Luego esto, tuvo algunos beneficios… por ejemplo: aprendimos a usar mucho mejor la tecnología y a tener más paciencia al ver que nuestros computadores no cargaban el ZOOM.
Debo admitir que el PowerPoint y el Word fueron nuestros mejores aliados (después de Google) en la educación virtual. Porque facilitaron muchas cosas como la recepción y la interpretación de la información.
Durante el tiempo de clases virtuales (hasta hoy) en mi casa convivimos bien excepto por el orden ya que éramos un poco desordenados con nuestras pertenencias. Tratamos de mejorar ese hábito y… ¡lo estamos logrando!
Yo no salgo mucho de mi casa, pero cuando salgo, utilizo todos los protocolos de bioseguridad, por ejemplo, el buen uso del tapabocas y el lavado de manos; Cuando llego me quito la ropa y me baño inmediatamente.
Ahora hablaré de como sigo teniendo amigos… (nah… que termino tan exagerado) pero hablando en serio, no podemos vernos con nuestros amigos ni nada por el estilo ¿cómo hablamos con ellos? Pues aquí llegan nuestros héroes el Whatssapp, el telegram o el discord además de los juegos en línea que permiten un chat de voz entre los jugadores; a través de estos podemos seguir comunicándonos con nuestros amigos y no perder nuestras valiosas amistades que hemos construido por años.
En lo personal me encanta jugar un juegazo llamado Fortnite en donde hablo con mis amigos cada viernes y fines de semana y aquí fortalecemos nuestra amistad mientras nos colaboramos en el juego.
En conclusión, la pandemia nos ha dejado enseñanzas, por ejemplo, que en cualquier segundo el mundo puede cambiar y nos puede perjudicar a todos, pero ha traído cosas buenas como estar en la comodidad de nuestras casas mientras estudiamos o trabajamos en el caso de los adultos.