Áreas Académicas Blog
MI HISTORIA EN LA PANDEMIA COVID-19 – Isabela González Vesga – 6A

Cuando celebrábamos en familia aquel diciembre de 2019, nos sentíamos seguros que el 2020 iba a parecerse a los años anteriores y que vendrían cosas mejores.

Pero fuimos sorprendidos, ya que anunciaron una enfermedad llamada covid-19 y la declararon pandemia; al principio, nadie podía salir de sus casas y tocaba estarnos encerrados, pero eso no fue impedimento y empecé a inventarme maneras para divertirme. Así que seguí practicando mi voleibol con mi papá dentro de mi casa, la zona donde jugábamos era el pasillo y nos divertíamos mucho, pero el reloj de pared lo tumbamos muchas veces y mi mamá nos quería sacar corriendo de la casa; pero no pudo porque estábamos en pandemia, ahora me pregunto cómo sigue vivo ese reloj después de tantos golpes que recibió.

Luego vinieron las clases virtuales y acomodamos el comedor como mi nuevo escritorio con mi computador que era un poco lento; igual podía entrar a la clase sin ninguna dificultad.  Así mismo ocurrió con mi hermana quien estudiaba en Bogotá pero que tuvo que devolverse a casa por la situación que estábamos viviendo.  MI papa tuvo que ingeniarse una extensión de internet y le asignaron como su nuevo estudio la habitación de mis papás, para que tuviera más silencio y concentración.

Como si fuera poco nos trajimos a mi perrita Mia quien se encontraba en San Vicente donde viven mis abuelos, porque teníamos más tiempo para atender sus necesidades y poderla disfrutar en cada momento.

Los casos de covid empezaron a disminuir y poco a poco podíamos ir retomando algo de nuestra vida anterior, sólo que con mucha protección y cuidado.   Así que tuve la oportunidad de tomar clases de equitación pues una caballeriza llamada El Cortijo quedaba demasiado cerca a mi casa y podía ir hasta allí sin problema alguno.  Conocí a Dinastía un caballito que robó mi corazón y que me ayudó en mi aprendizaje de saltar crucetas; cada vez que lo montaba mi perrita enloquecía ladrando de celos.  Ese lugar me daba paz en medio de tantas noticias que algunas veces robaba la tranquilidad de mi casa.

Llegó el día más esperado por mí, el 2 de agosto mi cumpleaños, y pensé que no sería tan emocionante como los años anteriores pues no tendría a mi familia y a mis amigos cerca para compartir; pero Dios me sorprendió y fue de ¡lo mejor! Mis padres me regalaron un iPad de nueva generación y me dieron un link al que debía ingresar para una reunión que no tenía ni idea, inclusive mi espera se iba alargando sin saber por qué.   ¡Oh sorpresa! Eran mis compañeros de colegio, la mayoría de mi salón y también de otros salones quienes había organizado una virtual party, fue de lo más emocionante que no podía dejar de sonreír y cada vez que lo recuerdo se me hincha el corazón de felicidad.

Y venía otra fecha especial, me iba a graduar de primaria y aunque me daba nostalgia que nos tocara a la distancia, ya estábamos adaptados a esa nueva realidad.  Pero otra vez fui sorprendida, y mis padres junto con los padres de mis amigos de infancia del cole; nos habían organizado todo para que pudiéramos compartir esa fecha especial junto a ellos y con todos los cuidados necesarios de una forma responsable.  Y estando en la ceremonia se me hinchó otra vez el corazón cuando me nombraron porque había ganado la mención de honor.  

En este nuevo año me cambiaron el computador por un portátil y ahora lo estoy aprovechando para tomar clases de programación.  También inicié clases de inglés y estoy poco a poco adaptándome al nuevo ciclo del bachillerato. 

Sólo puedo dar gracias a Dios, porque en medio de un año difícil para muchas personas, para mí se convirtió en un año lleno de aprendizajes al lado de mi familia que amo y con regalos del cielo que me sorprendieron demasiado.