Corría el año de 1998, una mañana en la sede de Los Pinos la Señora María Cristina Plata de Jaimes me llamó, sobre su escritorio estaba abierto un gran plano arquitectónico….”Mire, Willy (Guillermo)…”, -me indicó-,….”aquí, en el nuevo Colegio, va a quedar una Sala de Música…va a tener todos los requerimientos técnicos necesarios para que siga la labor de enseñar a los niños a escuchar buena música y les cuente sobre los compositores y todo lo que Usted conoce…” Luego de mostrarme pormenores, nos pusimos a hablar de algunas obras musicales clásicas que a Ella le encantaban…Sobre la materialización de las buenas ideas Gandhi dijo: “La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces está en armonía.”
La Sala de Música desde hace veinte años, ha servido -además de escuchar música selecta, en ella-, para hablar de la conexión e importancia de las Artes en la Grecia Clásica y en el mundo actual; de la grabación del sonido y la captura de las primeras imágenes, en el siglo XIX; de la maravillosa simbiosis entre Arquitectura y Música, en los Auditorios; de las distintas culturas y sus diferentes visiones acerca de lo artístico, lo mundano y lo trascendente; de la ordenación de lo existente, a través de las catalogaciones humanas; de la belleza del sonido, tanto en la Naturaleza, como de la voz humana y de los instrumentos musicales, gracias al trabajo de artesanos dedicados y conocedores; de la unión del todo y las partes, en esa evolución sonora magnífica que es la orquesta sinfónica; de la importancia de la Música (y el Arte), en todos los pueblos de La Tierra, en tiempo histórico y espacio geográfico…
Ha servido para conocer aspectos fundamentales de la Europa Medieval, en el Canto Gregoriano; de las historias y leyendas de Trovadores y Juglares, en la Francia y Alemania de la Baja Edad Media; de la importancia de El Renacimiento en las Artes, las Ciencias y la Cultura de la Humanidad; del esplendor y armonías del Barroco, en las obras imperecederas de Vivaldi, Haendel y Bach; de la vida y la obra del genio inigualable de un Mozart, en tiempos de la Revolución Francesa; de la fuerza ciclópea y vital del Arte de un Beethoven, sordo e incomprendido en la sociedad vienesa de comienzos del siglo XIX; de la energía, misterio y magia que le infunde a la Música el Folclor, a través de las naciones; y, de la búsqueda, en la aspiración máxima: el llamamiento a la Obra de Arte Total…
Ha servido para ampliar horizontes de percepción no soslayando la Música y las Artes Impresionistas y Contemporáneas, adentrándonos en la Estética del siglo XX; para disfrutar del Jazz y géneros afines, conociendo muchas veces la trágica historia que les moldea; para identificar el buen Rock, conociendo sus orígenes y la Contracultura, de la cual se nutre; y, finalmente, para gozar de manera sinigual con nuestra amada Música Colombiana, sus compositores e intérpretes, sus aires y ritmos regionales, sus tendencias e influencias, sus instrumentos étnicos diversos, sus letras, su poesía y su significado… en fin, con su rica Historia…
La Música, en la Sala de Música, ha sido un pretexto para hablar de otras cosas, además de Música…la misión encomendada, Señora María Cristina, ha sido cumplida…es más, quiero proponer su nombre como nombre para la Sala de Música: Sala de Música “María Cristina Plata de Jaimes”, porque las buenas ideas y quienes las materializan deben perdurar; y porque, definitivamente, “Ejemplo es Liderazgo”, como enseñó Albert Schweitzer…
