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LO QUE AMÉRICA LATINA DEBE – María Juliana Perez y Daniel Ortíz 11°

    

La independencia de Colombia fue un proceso exitoso y complejo, donde a pesar de todo es pertinente aclarar que el pueblo Colombiano logró en esencia aquella libertad de poderes externos que tanto anhelaba: una democracia que consta de un grupo de organismos que compone lo que conocemos como un gobierno legítimo.

Pero: ¿realmente es posible decir que de igual forma fueron alcanzados aquellos ideales bolivarianos de unidad e identidad, que en su momento sublevaron el cuerpo y el alma de todo un pueblo? Para responder a esta pregunta es oportuno contextualizar el actual marco político que nos rodea; donde, aun después de tan monumental evento que suponía buscar la diferenciación respecto al anterior régimen monárquico, el Estado actual sigue jugando el mismo papel coercitivo que alguna vez los españoles emplearon como medio de represión, es decir que continua aun rigiéndose por una hegemonía política que de cierta manera termina reincidiendo en los cánones conductuales que componen nuestra sociedad.

Quienes comandan el curso del territorio colombiano optan por manifestar una repulsión hacia toda idea que cuestione su movimiento y logran plasmar esta misma en la masa del pueblo, haciendo ver a la oposición como un enemigo y no como un complemento, pues no son constituidos por intereses que encierren a cada grupo social que compone la ciudadanía, sino que tengan como prioridad la beneficencia de la elite, retomando así lo que en un principio tanto se evitaba: un gobierno que vela por el bienestar de unos cuantos y a los otros tantos los dejan en una lucha constante, en la que intentan al menos ser determinados por quien, ya de por sí, debería ampararlos, y que, ni siquiera, les da una identidad política concreta.

Pero algo increíble ocurrió en este panorama tan desesperanzador, donde al igual que el resto de la historia colombiana, un ente estatal perturbado por el poder cumplía de nuevo con un papel que depreciaba la participación de sus integrantes, mientras les negaba un tipo de identidad. Un fenómeno cultural sin precedentes sucedió en toda Iberoamérica, y tuvo un impacto especial en la Colombia de ese momento dado su origen y naturaleza; el boom latinoamericano, corresponde a fenómeno literario que surgió entre 1960 y 1970, que consta de una fuerte connotación político-social y cultural, de forma tal que logro unir a todo un pueblo que ni se dio cuenta, y que solo recurrían a él como un refugio de una sociedad tan fragmentada, en donde a partir de lo anterior se propone e impone la cultura, como un elemento cohesionador de todo el pueblo colombiano, y en un contexto más general, latinoamericano.

La cultura es aquello que transciende más allá de un ideal político: defino lo que una sociedad es: de donde proviene, como vive y como entiende el mundo en su forma más básica. Si américa latina tiene algún futuro en la unidad, es gracias a ella.