LA SÉPTIMA PAPELETA: EL GRITO DEMOCRÁTICO DEL PUEBLO COLOMBIANO – Por: María Sofía Cárdenas Bedoya 11°B
Se le denomina “séptima papeleta” al movimiento civil que surge en las principales universidades y colegios a nivel nacional durante las elecciones de alcaldía, congreso, senado, entre otros cargos de naturaleza pública del año 1990 buscando incluir entre las papeletas de votación una que funcionara como referendo y así el pueblo colombiano pudiera aprobar o rechazar la iniciativa de que se reformara la constitución de 1886.
Esta manifestación por parte de las masas estudiantiles encuentra sus justificaciones en las diversas –y desgraciadas- problemáticas que a diario aquejaban al interior. Las primeras señales que muestra de vida se dan en 1989, cuando la sociedad adormecida y apática a causa del entorno deplorable en el que estaban obligados a desenvolverse (pues se encontraba repleto de violencia por parte de grupos armados, envenenado por la corrupción ejercida por organismos del estado y atemorizado por una poderosísima red de narcotráfico), empezaba a despertarse, volvía a recuperar sus esperanzas, contemplaba la posibilidad de salvar la nación gracias a la campaña del candidato presidencial Luis Carlos Galán, sin embargo, el panorama se torna sorpresivamente oscuro cuando este resulta asesinado a manos de organizaciones delictivas, pero esto no los deja desprovistos de razones para seguir luchando por un país mejor, por el contrario, se manifestó con la marcha del silencio, una de las movilizaciones más relevantes en la historia del sector educativo, esta terminó por demostrar que la juventud se encontraba más que despierta, que no iba a dejar que los grandes y más poderosos dirigentes del país volvieran a arrebatarles su derecho a gozar del ejercicio democrático, es por esto que la séptima papeleta puede ser considerado un grito, un llamado por parte de las masas a que el estado respetara el sistema político por el que protocolariamente estaban regidos.
Esto demuestra que el peso que puede ejercer la voluntad del pueblo en el estado mediante el conducto democrático es irremediable, y aunque la notaría nunca llegó a oficializar la circulación de esta séptima papeleta –el único apoyo con el que contaban eran los medios-, el impacto de los votos que aprobaban esta proposición terminaron por alentar al presidente de turno, Gaviria, a que convocara a la creación de una nueva carta magna consolidada en el año 1991.
