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ENSAYO PANDÉMICO – María José Anaya – 11B

Al vivir en carne propia el fenómeno a exponer, es posible lograr un manejo real y verídico del mismo, pero se corre el riesgo de verse sesgado por las propias vivencias y sentimientos. Ahora, si se es capaz de realizar un juicio objetivo que observe todo el panorama, que tenga en cuenta pros y contras, y estudie el contexto de los acontecimientos, puede lograrse una propuesta acertada y más cercana a la realidad global. En este orden, haciendo el “correcto” análisis de la situación mundial, ¿Cuál sería el punto de vista correcto de ver la actual pandemia? ¿Es realmente tan catastrófica como parece? ¿Tanto daño ha causado? ¿Qué tantos aspectos positivos han traído consigo? ¿Acaso no podría considerarse un mal necesario?

De hecho, haciendo el correcto análisis, la difusión mundial del virus COVID-19 definida como pandemia por la OMS es el fenómeno perfecto para determinar, qué son los males necesarios y qué tan adecuado es el término en este caso.

Un mal necesario es aquel daño o fenómeno que resulta inevitable y/o que debe suceder, aunque no sea nada agradable o más bien desagradable. También es posible definirlo como aquel fenómeno o suceso que, generalmente a nivel individual tiene un impacto negativo y a simple vista maléfico, pero visto desde una perspectiva más amplia y general, trae múltiples beneficios generalmente a nivel de comunidad. En este orden de ideas podría decirse que tiene un carácter de medio, en relación con un fin positivo y necesario. Teniendo en cuenta esto, la Pandemia que el mundo atraviesa es un mal necesario, pues a pesar de los múltiples daños que ha causado, como las muertes de miles de personas, ha traído múltiples beneficios y cambios positivos, además de presentarse como solución a varias problemáticas de gravedad para el mundo entero.

En primer lugar, algo que se ha ya mencionado en repetidas ocasiones es la muerte de población que no se encuentra en su etapa de vida de alta productividad, como solución al enorme déficit pensional y, a más grandes escalas como solución a la Sobrepoblación que azota el mundo entero, y que deriva en problemas como el agotamiento de recursos naturales, la pobreza, el hacinamiento, las condiciones precarias de vida, el hambre etc… De la mano se encuentra la cantidad de beneficios ambientales, y la enorme recuperación de la naturaleza de todo el mundo en todas sus formas, causada por el confinamiento y resguardo del ser humano, además del cese de múltiples actividades sumamente nocivas. Además, fue evidente el avance y progreso tecnológico que tuvo difusión en todo el mundo y en toda la población, debido a que fue necesario justamente por las implicaciones de la pandemia. Este es un avance que el mundo necesita, pues el futuro es la tecnología y el paso de los años evidenciará que los conocimientos y capacidad de manejarla son no solo útiles sino necesarios.

Por otro lado, como beneficio al ser humano como individuo perteneciente a una comunidad, es posible destacar 3 aportes enormes y de gran beneficio, que trajo la pandemia. En primera instancia, las características de la pandemia obligaron a los humanos, sin diferencia de género, clase, creencia, cultura etc…, a dejar de lado las propias necesidades o voluntades para comenzar a pensar como una comunidad, es decir para y por los otros, pues cualquier acción individual tiene fuertes repercusiones a nivel común, y así mismo, cualquier acción ajena puede tener serias repercusiones en la propia vida. Esto quiere decir que, en pocas palabras, la pandemia no solo fomentó el autocuidado y la higiene, sino que además aumentó enormemente la conciencia colectiva. En segundo lugar, la conectividad global permitió que se desvelaran múltiples problemáticas e injusticias, y este fue el primer paso para buscar cambios y mejoras. La pandemia nos acercó unos a otros.  Como último beneficio a mencionar, más no el único restante, se encuentra el refuerzo a la capacidad de adaptabilidad, es decir la apertura a nuevas alternativas en todos los ámbitos inimaginables. Desde el campo laboral, el campo estudiantil y docente, hasta la paternidad y convivencia social y familiar, se vieron afectadas y alteradas, causando que el ser humano tuviera que buscar alternativas no necesariamente mejores, simplemente diferentes. Todo este proceso fortaleció la capacidad y habilidad de adaptabilidad y de cambio, y demostró que siempre hay alternativas, que basta con querer o necesitar.

Concluyendo, la pandemia marcó un precedente en muchísimos ámbitos, no solo nos ayudó a mejorar como seres y nos fortaleció como comunidad, sino que además encaminó la sociedad humana a un futuro positivo y de progreso, tanto a nivel individual como colectivo. Esto quiere decir que, si se analiza el panorama sin la influencia de sentimientos ni vivencias, pensando en todos los beneficios que son considerablemente notorios, es suficiente para definir esta pandemia de Covid-19, como un mal necesario.