Un micho (gato) muy bonito pasaba por algunos pueblos, puesto que era muy curioso. Una tarde se topó con GÜEPSA, un pueblo de Santander, de lo curioso que era, entró y encontró muchas cosas, aunque… Algo no estaba bien…
Pues el micho observó que estaba solo. En ese momento el micho no le dio mucha importancia, aunque… Debió haberlo hecho… Investigando un poco, el micho encontró muchísima panela y en menor cantidad café, también encontró un parque algo grande, el cual tenía cerca un lugar llamado «La copa roja» allí encontró muchas cosas y un alimento llamado «Copete», al probarlo se empalagó un poco, de lo dulce que era, sin embargo le gustó, continuando con su viaje se encontró una fábrica panelera bastante silenciosa para su función… Al entrar por culpa de su curiosidad… ¡Encontró al pueblo!, pero… ¡Estaban encerrados!
Con su astucia y curiosidad pudo encontrar las llaves, aunque, al intentar agarrarlas… ¡Lo encerraron, era una trampa!, pero muy mala, puesto que los barrotes estaban muy separados, nunca pensaron en que adentro habría un gato, así que pasó entre los barrotes y liberó al pueblo, puesto que el que los encerró ni siquiera los vigilaba, que tonto, y, para celebrar el micho junto al pueblo comieron copete.