DESMINTIENDO AL VOTO EN BLANCO – Por: Juliana Lucía Moreno Medina 11°C
Cuando se acerca la época de elecciones en Colombia la opinión pública se ve nublada por la desinformación; este fenómeno, muy común en el país, suele ser producto del manejo de los medios de comunicación y las redes sociales. Esta, no solo es usada como estrategia política, con el fin de confundir a los volantes y tergiversar lo dicho por los candidatos y sus partidos políticos, sino que, en una democracia tan bien estructurada como la de Colombia, se ha usado para desprestigiar otras expresiones políticas de los ciudadanos, como lo es el voto en blanco. El voto en blanco constituye una herramienta ciudadana para expresar inconformismo y rechazo hacia el modelo político a elegir; sin embargo los mitos que hay alrededor de este buscan alejar a los colombianos de una verdad al alcance de su mano.
Con la reforma constitucional del año 2009 se establecieron las condiciones en caso de que ganara el voto en blanco, pero es hasta el año 2011 que este se define el voto en blanco, de acuerdo con la sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, como “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos” y agrega que “el voto en blanco constituye una valiosa expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector.”[1] De lo anterior cabe señalar la gran influencia que tiene el voto en blanco dentro de cualquier tipo de elección.
El mito más relevante en época de elecciones es la equiparación entre el voto en blanco, el voto nulo y la abstención, siendo que cada una de estas representa una decisión distinta. Mientras que el voto nulo se da cuando se marcan dos o más candidatos en el tarjetón, pero sin relevancia legal, y la abstención se da cuando el ciudadano no se presenta en las urnas a dejar señalada su elección, el voto en blanco es un acto político y democrático que presenta un valor jurídico capaz de cambiar el rumbo de las elecciones que se estén celebrando. Desde el año 1978 las cifras de abstención en Colombia superan el 40% del potencial electoral y han venido en aumento, lo que demuestra la falta de compromiso con el futuro del país y así mismo ocurre con el voto nulo que durante los últimos 20 años ha superado la cifra de cien mil tarjetones mal marcados que también es signo de déficit en educación electoral previas a las elecciones.[2]
Otro de los mitos es que los votos en blanco se redirigen al candidato con mayor votación, siendo que esta expresión política es totalmente independiente de los otros candidatos e incluso puede realizar propaganda política y usar espacios en medios de comunicación como los otros aspirantes al cargo. Cabe mencionar además, que en las elecciones presidenciales del presente año el Partido de Reivindicación Étnica (PRE) se constituyó como promotor del voto en blanco lo que significa que todo aquel que marque su voto por el partido PRE estarán votando en blanco y dándole su apoyo a esa colectividad. [3]
Debemos dejar atrás el pensamiento de que el voto en blanco no sirve para nada y abrir los ojos a las oportunidades que nos ofrece esta “expresión política de disentimiento”. Invitamos a toda la ciudadanía colombiana a informarse apropiadamente antes de marcar la “X” en el tarjetón porque por mucho que algunos se empeñen en hacernos creer lo contrario, un voto puede hacer la diferencia y cambiar el rumbo del país.
citas:
[1] http://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2011/C-490-11.htm
[2] https://wsr.registraduria.gov.co/Asi-participan-los-colombianos-en.html
[3] http://www.eltiempo.com/elecciones-colombia-2018/presidenciales/promotores-de-voto-en-blanco-en-elecciones-a-la-presidencia-2018-196986