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DE LA CARNE OREADA A LA CARNE FRITA, LA GASTRONOMÍA DE B/MANGA – Camilo Ortiz 9°C

Los nativos de Bucaramanga, denominados Guanes consideraban que su fuerza era gracias a su dieta compuesta por frutas, pescado y las polémicas hormigas culonas, estos conocimientos ancestrales se mezclaron con la gastronomía española y surge el primer sincretismo gastronómico, la historia nos mostraría que la comida bumanguesa se desarrollaría gracias a las diversas mezclas con otros países tanto europeos como americanos y de esta forma se transformaría en uno de los destinos culinarios más apetecidos del país, esta es su historia.

Bucaramanga tierra de los Guanes, ubicada al nororiente de Colombia, atravesando los Andes, por la pintoresca tierra de Santander encontramos esta pequeña ciudad conocida también como la ciudad de los parques o la ciudad bonita. Ha atravesado 400 largos años de trayectoria y dejó de ser ese pueblo indígena y se convirtió en la metrópolis actual. En medio del desarrollo industrial y la evolución en sus calles y avenidas encontramos su fluctuante gastronomía que nos narra la propia historia de esta urbanización. Del tradicional mute a la comida rápida moderna, esta es la historia.

Comenzamos con lo más tradicional de B/manga, esencialmente el gran Santander tiene 3 platos que destacan: el mute, cabro con pepitoria y la carne de res, este último es el que ha inspirado a uno de los más destacados de la ciudad: Mercagán, todo comenzó con la familia Espinosa con una tradición ganadera de 60 años, tomaron la decisión de abrir un restaurante por Cenfer, lo demás ya es historia, su tradicional yuca frita y sus selectos cortes de carne se han ganado el estómago de los bumangueses y se sigue expandiendo por otras razones del país.

Pero la gastronomía no se puede quedar estancada, necesita de nuevas propuestas internacionales y este es el caso de La Carreta; Roberto Pablo Janiot Oslé llegó a la ciudad bonita en la época dorada del Atlético Bucaramanga, proveniente de Argentina y de ascendencia europea Janiot inauguró su restaurante insignia en el que mezcló el conocimiento argentino de las carnes con los frescos ingredientes santandereanos, vale resaltar el hecho de que es un restaurante bastante exclusivo cuyos precios lo convierten en una opción para comer en ocasiones especiales. Destaco su clásico Baby Beef, un corte bastante jugoso en el que se saborea lo mejor de la carne.

Ahora bien, en la historia de la ciudad de los parquees no hay una década tan llena de cambios y explosiones en lo social pero especialmente en lo gastronómico como lo fueron los 80’s. Es durante esta época que llegan las comidas rápidas y con ellas un invento revolucionario: El carro de perros, este artilugio fue el que vio nacer a grandes de la comida como El Garaje. Corría una época difícil en la ciudad, la revolución estudiantil andaba por las calles y un grupo de amigos buscando una forma de sobrellevar la crisis deciden cambiar una moto por un carro de perros y lo instalaron en el garaje de la abuela de uno de los jóvenes por el barrio Terrazas, en un inicio solo asistían familiares, pero poco a poco empezaron a atraer más clientes. El negocio creció y pronto se vieron obligados a implementar meseros, uniformes, tarjetas de presentación y el primer software de pedidos de Bucaramanga. Tiempo después crecieron más y colocaron puntos en los nuevos centros comerciales e incluso tienen locales fuera de la ciudad. Sus memorables hamburguesas siempre vienen acompañadas de la mejor salsa de piña del país y el estilo de los locales nos lleva siempre a los tiempos de los éxitos del rock.

 Pero Bucaramanga por sus platos fuertes, también hay un espacio para los postres. Poseo muy buenos recuerdos de pequeño cuando iba a los parques y me compraban un heladito de San Jerónimo, mi padre comparte recuerdos similares a los míos pero en un establecimiento conocido como El edén de las frutas.  Cuenta mi papá que al salir de ver “El libro de la selva” en el antiguo cine por la zona de “mejoras públicas” su abuela lo llevó al Edén a comer un helado de arequipe casero. Actualmente el sector ha sufrido una decaída, sin embargo cuando a veces pasamos por ahí mi padre se llena de nostalgia.

La ciudad, además, ha experimentado múltiples ferias y eventos con los años, tales como el Burguer Master, el Festival de la empanada y el Del mute, tales celebraciones nos permiten acercarnos más a la cultura gastronómica y degustar a un buen precio un poco de nuestra región.

Antes de terminar debo disculparme, pues he olvidado mencionar muchos restaurantes, me perdonarán Pescocentro, Los 3 elefantes, Libargog, El Tony, Snob, Conucos, Cecilia Nassar, Battuto, Gelatino entre otros por haberlos pasado por alto, sin embargo también entenderán que para realizar una recopilación de tal magnitud requiero de más tiempo de investigación. Pero con los pocos ejemplos que los mencioné podemos hacernos una idea de los que la ciudad bonita tiene para ofrecer, su transición de “la carne oreada a la carne frita”. La comida no es solamente una necesidad, es un placer y con los aportes de los extranjeros a nuestra gastronomía se convierte en un sector en constante cambio y renovación, el alimentos nos reúne en torno a una mesa para discutir y pasarlo bien con nuestros amigos y seres queridos, 400 años de evolución los vemos reflejados en nuestros sabores, esperemos muchos otros.