En las entrañas de la topografía más agreste del Oriente Colombiano se esconde una ciudad con una historia poco contada por los colombianos, la ciudad donde el general Bolívar paso algunos dias descansando antes de su último viaje, la ciudad que vio nacer a un líder que la oligarquía del pais vilmente asesino por sus ideales progresista de transformar la percepción de esta bella nacion, la ciudad donde se dio fin a una de las guerras más sanguinarias que protagonizo la transición del siglo XIX al siglo XX, la ciudad de los parques más atractivos del pais, con el referente de “la mujer de pie desnuda” del compositor antioqueño Fernando Botero en el parque San Pio, el club de comercio y la catedral de la sagrada familia en el parque Santander, el patrimonio gastronómico del restaurante “Nuestra señora Bucaramanga” en el mesón de los búcaros y el infaltable estadio Alfonso López Pumarejo, en honor al expresidente promotor del avance hacia la modernidad de esta nacion, sin dejar de nombrar la riqueza geográfica que rodea a cada rincón de esta ejemplar ciudad, al oriente colindando con el patrimonio hídrico del páramo de Santurban, al sur con las tierras bravas de Santander que acompañadas con el imponente cañón del Chicamocha, resaltan el carácter verraco que caracteriza al buen santandereano con sus exponentes en el intento de derrocar al yugo español del virreinato de la nueva granada, haciendo alusión a los pueblos comuneros de San Gil, Mogotes, Socorro, Charala y asi como ellos todo el departamento insigne del Oriente Colombiano, pero no venimos a resaltar las honradas virtudes del bumangués, sino en su supuesto “cumpleaños 401” resaltar que la fundación de Bucaramanga es mucho más antigua de lo que la urbe piensa.
Se ha hecho común que el bumangués promedio cuando se le pregunta en que año se fundó su ciudad afirme sin temor a equivocarse que fue un 22 de diciembre de 1622 cuando se erigió esta ciudad, sin embargo, historiadores calificados, postulan que la ciudad es mucho más antigua de lo pensado, y prueba de ello son los estudios documentados por el historiador Enrique Otero D’Costa en el año 1914 apoyado por documentos de gran peso histórico encontrados en los expedientes del fondo de “Visitas-Santander” de la sección colonia del archivo general de la nacion de Colombia, asi como la transcripción y detenida lectura de los archivos por parte de estudiantes de paleografía en la facultad de historia de la universidad industrial de Santander, dichos documentos constatan respecto a la sucesión de eventos urbanísticos anteriores al año 1622 protagonizados por exploradores y comisionados de la corona española, se desconoce de la fecha exacta de los hechos que se verán mencionados, sin embargo para la explicación de los hechos, es fundamental movilizarse 500 años atrás aproximadamente, tiempos en los que la actual meseta de Bucaramanga era habitada por indios chitareros que se expandían desde el actual territorio hasta las montañas y paramos de García Rovira, de los cuales se tiene constancia de su labor como mineros en el siglo XVI para la corona española, los cuales eran comandados por parte del oidor Juan de Billabona Zubiaurre quien estableció su ubicación en la actual Bucaramanga para que tuviese una iglesia y resguardos propios, de lo que se tiene veracidad por cuestión de hechos históricos como lo son, la huida de los indios “Luis”, “Gaspar” y “Miguel” a Santafé (actual Bogota) con la intención de dar queja de los maltratos y abusos que sufrían en la “ciudadela de real de minas”, como lo fueron, tributos exageradamente altos, aislarlos de su familia y tierra del origen, e incluso negarles el culto católico durante cuatro meses, estos tres indígenas impusieron sus denuncias ante la real audiencia, mientras que los restantes que se quedaron en las rancherías y toda la meseta de Bucaramanga, y este es uno de los puntos más críticos para comprender verdaderamente la fundación de la ciudad bonita, debido a que esta acta se asume como el proceso de reconstrucción de la villa al asumir los cargos judiciales, el teniente Andrés Páez de Sotomayor y el cura Miguel de Trujillo, ademas cabe resaltar que se tiene constancia de que en el año 1617 por parte de Juan de Arteaga, yerno de Juan de Velasco, gobernador de Pamplona, pues en la ciudad de los parques, anteriormente al año 1622, se tenian indicios de la presencia de rancherías y capillas en la villa, por otra parte, posteriormente a la fundación de la ciudadela muchos indios fueron trasladados por segunda vez al pueblo de Guane, por problemas de aspecto tributario, teniendo en cuenta que un elevado número de indígenas eran oriundos de Guaca, Cepita, Umpala y Suaque (actual Santa Bárbara), esto se dio para impulsar el predominio de la población blanca y mestiza antes que los indígenas. Finalmente, un hecho que llama la atención radicalmente dentro del proceso de desarrollo de la ciudad es la creacion del pueblo de Girón como frontera militar y de protección ante los ataques de los yariguies por el rio Sogamoso, quienes pertenecían a los actuales territorios de san Vicente y el Carmen de chucuri, Barrancabermeja e incluso Lebrija.
Para concluir es válido recalcar que los años de la “ciudad de los parques” va más allá de 400 años, pues siempre cuando llega septiembre los bumangueses en el marco de la feria bonita hacen homenaje a la cantidad errónea de años que tiene Bucaramanga haciéndola recordar como una ciudad colonial fundada por españoles, lo que es un estigma social que no solo se ha difundido en la capital santandereana, sino tambien a lo largo y ancho de Colombia, ya que en lo que respecta a la ciudad bonita, fue fundada y construida por indígenas que sometieron su esfuerzo a la aceptación y divulgación de una nueva religion (para ellos), a la construcción y labor de ranchos y capillas y su papel como habitantes de la villa, por lo que más allá de informar sobre los cimientos de este territorio, el propósito es invitar a los bumangueses a indagar, conocer, leer e informarse sobre el origen de su ciudad, la ciudad de Luis Carlos Galán Sarmiento.
