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AUTONOMÍA O CENTRALIZACIÓN: BÚSQUEDA DE UNA COHESIÓN POLÍTICA. – Juan Alfonso 11°

El federalismo y el centralismo han marcado enormemente la manera en que se ha construido el país, pues han influido desde los primeros gritos de independencia hasta la actualidad. Sin embargo, la lucha por el establecimiento de un modelo centralista o federalista subyace a los intereses políticos de las élites de Bogotá y las demás regiones.

Lo anterior se sustenta en el desafío que se ha impuesto desde la gesta independentista: abogar por una nación de regiones diversas, pero manteniendo una comunidad sólida que permitiese un gobierno estable después del colapso monárquico.

Después de la primera proclama de independencia en 1810, la soberanía monárquica se fragmentó por completo y comenzaron una serie de conflictos ideológicos para determinar el futuro político de la nación. Por ejemplo, ciertos cabildos como Cartagena y Mompox obtuvieron economía política de la corona, pero apostar por una nueva unidad administrativa con Santa Fe podía significar la pérdida de libertad administrativa en un marco en donde se desconocían las reglas de una posible comunidad que agrupara distintos pueblos.

Como posibles proyectos de organización, después de la proclama de independencia surgen diversas propuestas basadas en modelos federales con amplia autonomía para las regiones y obras en un intento de establecer una institucionalidad central. Sin embargo, la restauración monárquica (reconquista) evidenció ciertas debilidades federalistas. Con base a lo anterior, los esfuerzos de los constituyentes en 1819 se dirigieron a un modelo centralista. Sin embargo, dichos intentos se oponían al clima político de la época, pues las marcadas diferencias regionales hicieron que en 1826 algunos clamores de autonomía federal se tornaran en intenciones separatistas.

Tras la separación de Ecuador y Venezuela, la constitución neogranadina de 1892 promulga la soberanía nacional, pero brinda a cada provincia una asamblea propia y cierta autonomía. En las siguientes décadas, el país alternó entre diferentes modelos de centralismo y federalismo (como en las constituciones de 1858 y 1863), hasta que la constitución de 1886 dividió el país en departamentos y centralizó el poder político. Además, resulta necesario destacar la débil articulación de las regiones durante el siglo XX (escasa infraestructura de transportes y débil mercado interno) sucedida por un crecimiento económico durante el siglo XX, que terminó favoreciendo la idea de una unidad nacional.

Finalmente, el largo camino en busca de un acuerdo político da lugar a la constitución de 1991 con un sistema político centralizado y una administración descentralizada, contrarrestando los efectos de más de un siglo de centralización excesiva desde 1886. En resumen, durante casi dos siglos, Colombia se ha enfrentado a una continua búsqueda de un sistema que permita una sólida cohesión nacional, pero sin apartar el avance de cada región, algo que actualmente parece seguir sucediendo en zonas lejanas y/o apartadas ante la figura de un gobierno que parece relegarlas.

Bibliografía:

Especial Bicentenario (2019). Dos visiones para construir una república. El tiempo. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/textos-de-las-primeras-ideas-de-la-republica-de-colombia-368706

Especial Bicentenario (2019). Una idea que se construye desde hace 200 años. El tiempo. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/textos-de-las-primeras-ideas-de-la-republica-de-colombia-368706