Ya el mundo lleva aproximadamente más de 2 años lidiando con el patógeno SARS-CoV-2, o más conocido popularmente como COVID-19, causando una pandemia a nivel global, obligando a la gente resguardarse y cuidarse en sus casas, provocando la bancarrota y desaparición de algunos negocios por alta tasa de desempleo, y como no tenían personas que produzcan, obviamente cerraron. Por otro lado, los colegios tuvieron que cambiar a una formalidad virtual para seguir con la educación de los jóvenes y niños, lo cual los que más fueron afectados son los adolescentes, ya que estos tenían la disponibilidad de hacer otras actividades durante las clases, sin la preocupación de que los profesores se dieran cuenta, malgastando su tiempo de estudio en diversas redes sociales, tales como: Instagram, Facebook, TikTok y entre otras, consumiendo contenido no educativo pero si entretenido para estos, algunas veces influenciándolos de mala manera y no terminar formándose como personas. Llegados ya a este punto, 2 años después de la llegada del virus a Colombia y con la apertura de colegios y negocios o compañías de toda índole, hay personas que siguen estando igual de conectadas a internet que en tiempos de cuarentena, terminando con la vida social que tenían y siendo esta trasladada a las redes sociales, teniendo solo vida y razón de ser dentro de estas, sin llegar a experimentar la vida real fuera de estas plataformas digitales.
Esto principalmente se dio gracias a la necesidad de los jóvenes y algunos adultos a escapar de la triste y devastadora realidad que se vivió al inicio de la pandemia, apegándose a las tendencias que proponía la gente influencer, haciendo virales a casi todas las redes sociales de hoy en día.
Por otra parte, el vicio a las redes sociales por parte de las personas, además de la pandemia, es la excusa de que estas buscan su felicidad y entretenimiento más fácilmente en la virtualidad que en la propia vida real, lo cual tener este pensamiento de la vida, los vuelve antisociales y sedentarios en sus casas, solos con un móvil en sus manos brindándoles “felicidad”, cuando en realidad, están desperdiciando la oportunidad que se les dio de vivir.
En conclusión, estos 2 largos años de encerramiento ha afectado brutalmente a la sociedad, hasta tal punto que se cree que no es la misma de 2020, debido a que el virus dejo secuelas y problemas psicológicos a una gran parte de la población, contando que después de todo, se siente un ambiente totalmente diferente al que hace 2 años, mucho más serio y un tanto desmotivador algunas veces.
